13 de mayo de 2024
Todos los detalles de la aventura europea del Flaco Traverso: el noble motivo por el que le dijo que no a la Fórmula 1
El ídolo le contó a Infobae su paso por la Fórmula 2 en 1979. El contrato con Brabham para correr en la Máxima, que no se concretó porque debió darle una mano a su papá, con problemas económicos en la Argentina: “Tardamos seis años en salir del pozo con mi viejo”
El automovilismo argentino está de luto por el fallecimiento de Juan María Traverso, el piloto más laureado en pista a nivel nacional con 16 títulos, uno más que Agustín Canapino. Hace 45 años, luego de lograr sus primeros dos cetros en el Turismo Carretera, el Flaco de Ramallo vivió su gran aventura europea, corrió en la Fórmula 2 y llegó a tener un contrato firmado con el equipo Brabham de Fórmula 1. Aunque el amor por su padre pudo más y esta es la historia de por qué dejó de lado su máximo sueño como piloto.
A sus 28 años El Flaco emigró al Viejo Mundo con el apoyo de Ford Motor Argentina. Bernie Ecclestone, quien era el dueño de Brabham y ya tenía gran peso en la Máxima, le consiguió un auto de F2, un March 792, pero que no fue competitivo. Fue una experiencia de vida y deportiva para Traverso, quien nunca antes había estado tan lejos de su Ramallo natal. Un mundo nuevo para él con un cambio de cultural, sumado a autódromos y autos desconocidos, ya que por primera vez saltó de los coches con techo a los monopostos. Si bien no pudo ganar carreras, tuvo parciales interesantes y eso llamó la atención de Ecclestone, quien le ofreció una chance en su escudería de F1. Infobae charló en su momento con Juan María, quien recordó aquellos días en los que se codeó con el gran circo.
“El motivo por el que me voy es porque Ford se retira del Turismo Carretera y no tenía ninguna otra categoría en esa época. En la única que estaba como oficial era ahí y se va. Éramos muy amigos con el presidente de Ford de esa época, quien me dice, ‘elegí algo y Ford te acompaña’. Vino la F1 a la Argentina, lo fui a ver a Ecclestone, que estaba en el Autódromo de Buenos Aires. Le pedí una audiencia, nos sentamos, y le dije ‘quiero ir a correr a Europa’. Él me preguntó, ‘¿a qué? Y le respondí, ‘Fórmula 2, Fórmula 3′”, relató.
Aunque admitió que le erró en su elección: “Me equivoco porque voy a la Fórmula 2. ¿Por qué? Es que yo no conocía los autódromos, nada, y la F2 de esa época era casi la F1. Los pilotos que estaban en la F2, Keke Rosberg, Teo Fabi, todo ese grupo que estaba ahí hacía años, que estaba esperando ir a la F1. Ahí le pifio, ya que tendría que haber ido a la F3″.
“Ecclestone me dice ‘tengo un auto en el equipo March, motor Hart, que es Ford’. Hice el contrato, arranqué de abajo para arriba y fui mejorando”, contó el Flaco, que corrió 11 de las 12 carreras en 1979 en la Fórmula 2, cuya temporada arrancó el 25 de marzo y terminó el 19 de agosto. En esa época la categoría era muy fuerte y no compartía su calendario con la F1. Entre otros circuitos corría en clásicos como Silverstone (Inglaterra), Hockenheim y Nürburgring (Alemania), el emblemático callejero de Pau (Francia) y Zandvoort (Países Bajos). Traverso culminó 18º en el campeonato y su mejor resultado fue el cuarto puesto en Misano (Italia). Fue uno de los cinco argentinos que corrieron ese año en la categoría junto a Miguel Ángel Guerra, Osvaldo Cocho López, Ariel Bakst y Ricardo Zunino. El mejor posicionado en el certamen fue Guerra (14°), quien junto a Zunino pudieron llegar a correr en la F1.
Sobre aquellos autos, Cocho López también fue contactado por este medio y sostuvo que “dos cosas que me sorprendieron cuando llegué, primero, que los autos eran una maravilla. También tuve un March 792 con motor Hart, que andaba casi tan rápido como un F1. Eran ‘Wing Car’, con las ‘polleritas’ a los laterales. Las ‘polleritas’ eran unas faldas en los laterales del lado inferior del auto. Cuando salías a pista te las destrababan y un resorte en el interior las apretaba al piso”. Estos coches usaban efecto suelo, sistema de carga aerodinámica para que el auto se pegue al piso y gane velocidad en las curvas.
Una de las historias que lo marcó a Traverso fue su carrera en Nürburgring, que aún tenía solo el trazado largo de 22 kilómetros. “Llegué una semana antes para recorrerlo con un auto particular: tenía 22 kilómetros y no podía creer lo que era. Nunca vi algo igual. Y eso que yo venía de los Grandes Premios en la montaña, pero ese circuito era algo realmente increíble con 120 curvas y una recta de tres kilómetros. Era imposible memorizar tantas curvas. El promedio de velocidad era de 200 km/h. Yo dije ‘de acá no me salvo porque una que me equivocara y no la cuento más’. La cosa es que me despisté en el único lugar donde había un poco de leca. Clasifiqué anteúltimo –en ese momento quedaban varios autos afuera- y pude largar. Recuerdo que allí ganó el Lole Reutemann (1975). A partir de ahí dije que él estaba entre los mejores pilotos del mundo. Ahí se pegó Lauda”. Sobre Reutemann admite que “de alguna forma él no me gustaba, pero cuando tuve que correr en el circuito largo de Nürburgring, ahí lo aprendí a respetar al Lole”.
Luego de aquella experiencia en Nürburgring fue el trampolín hacia la F1 en 1980. “Por pequeñas cosas Ecclestone me empezó a tener en cuenta. Por ejemplo, el mejor tiempo en la prueba de tanques llenos el domingo a la mañana en Nürburgring, en el circuito largo. Antes de terminar el año me junto con él, hablamos de una propuesta y me dice ‘el año que viene sos segundo de Teo Fabi en el equipo (oficial) March. Más cuatro carreras en la Fórmula Aurora, donde corrían los autos de F1 del año anterior. Si todo esto va bien, como Lauda se baja en los Estados Unidos (fue en Canadá a finales de 1979), y si vos hacés todo este camino bien, te subís (al F1)”, reveló.
El Flaco tuvo todo encaminado hacia la F1 e incluso llegó a probar el Brabham BT 49 y no desentonó en aquel test: “Antes de ir a la Argentina fui a Silverstone y estaba Lauda girando. En un momento para y le ponen la butaca mía. Acomodan todo, me subo al (Brabham) F1. Giré 20 vueltas. Buen tiempo, no el de Lauda, pero ahí”.
Sin embargo, por problemas económicos en el país priorizó darle una mano a su padre, Juan Cruz, que era ingeniero agrónomo, el mismo que lo echó de su casa cuando se enteró de que quería ser piloto. Pero su papá (sin saberlo) fue el alma mater del museo que el Flaco inauguró en Ramallo a fines de 2018, ya que reunió recortes periodísticos y guardó todos los trofeos de su hijo, que lo acompañó en un momento muy delicado. “Me vine para acomodar todo acá y volver. Yo había venido una sola vez en el año, cuatro días nada más. Pero llegué y teníamos en la Argentina un despelote como el de ahora. Mi viejo, complicado con la compañía, con los campos, con todo. Yo tenía todo armado para irme, no necesitaba que me viejo me diera guita, nada. Digo ‘me quedo’. Lo llamé a Ecclestone, le expliqué, y me dijo ‘lo que hablamos y firmamos, te lo banco un año’. Y tardamos seis años con el viejo en salir del pozo. Entonces se acabó”.
En sus comienzo de su carrera deportiva, el Flaco tuvo una particular anécdota con su padre. Fue en una carrera de TC: “Mi viejo, por supuesto, el día que le dije que iba a correr, me echó, pero me echó de verdad de mi casa. Estuve un año trabajando, juntando la plata para poder correr. Un primo hermano mío lo lleva a ver mi segunda carrera. Totalmente en secreto, se fueron a una curva. Y justo ahí yo, doblo, me pongo de costado, rocé el guardarraíl, apenas, y sigo, ¿no? Y mi viejo, devoto de la Virgen de Luján, fanático de la Virgen de Luján, era un tipo que todas las semanas se tomaba el tren e iba a Luján. Había llevado una Virgen de Luján y la tenía en el sobretodo. Y cuando vio eso -esto me lo contó mi primo, ¿no?- sacó la virgen y le pidió que me parara el auto. Bueno, más allá que se me para el auto, lo rompo, mi primo me cuenta lo que te estoy contando. Entonces lo llamo a mi viejo y le digo:
JMT: ¿Vos fuiste a la carrera?
JCT: Sí.
JMT: ¿Y vos le pediste a la Virgen que me pare el auto?
JCT: Sí.
JMT: ¿No me podías sacar un cable? ¡Me cortó el cigüeñal la Virgen de Luján, me explotó el motor! Ahora estoy dos meses para juntar la plata…
“Bueno, mi viejo me sacó a patadas, obviamente, pero fue una anécdota tal cual”, recordó el Flaco, que pese a ello años más tarde bancó la parada ante los inconvenientes económicos que tuvo su padre, pese a que ello le costó la única chance que tuvo de correr en F1.
Juan María volvió a correr en el ámbito nacional. Otra vez Ford fue la llave y con una cupé Taunus lo hizo en el flamante TC 2000, que entre septiembre y diciembre de 1979 disputó su Torneo Presentación que ganó Osvaldo “Cocho” López (Peugeot 504). En esta categoría el Flaco luego logró siete títulos, seis con las míticas cupés Renault Fuego (1986, 1988, 1990, 1991, 1992, 1993) y el último con un Peugeot 405, en 1995, el año que logró un doblete histórico ya que también fue campeón del TC y ningún otro piloto pudo consagrarse en ambas en una misma temporada.
En el TC también se coronó en 1977, 1978, 1996, 1997 y 1999. También abrochó tres cetros en el Top Race, en 1998, 1999 y 2003. Entre otros de sus hitos figuran dos grandes éxitos en 1988. Primero, en “El Desafío de los Valientes”, que era una carrera que reunía a los mejores pilotos del momento (de pista y de rally) y era solventada por Fiat (en ese entonces Sevel) para promocionar sus modelos. Ese año se usó el Fiat Duna. Se corrió en el Autódromo de Buenos Aires y luego en un circuito en la montaña en Villa Carlos Paz y era mano a mano por eliminación directa. En la final le ganó a Gabriel Raies, uno de los mejores pilotos argentinos de rally en la historia y múltiple campeón. Luego el Flaco venció en su clase en el Rally de la República Argentina con un Renault 18.
“¿Si hubiese cambiado todo lo que gané acá por correr en la F1? La lógica sería que sí, pero no es una materia pendiente. La realidad es que yo disfruté de 35 años corriendo en autos de carrera y la pasión del automovilismo es tan fuerte que no hay nada como estar arriba del auto y correr. Y si ganás, mejor. Pero disfruté de correr casi 800 carreras. Una locura y sentí que cumplí una etapa. Desde el punto de vista de la actividad, en el automovilismo que tuve, para mí yo no cambiaría nada, estoy chocho y feliz con lo que hice, con lo que me tocó vivir”, reflexionó.
En sintonía con el ámbito internacional, también se refirió a la F1 de los últimos años y describió que “tiene algunas cosas que no me gustan, pero va en camino a la F1 de que, si un día faltaba un piloto por algún motivo, no había 500 para subirse. Está excedida de tecnología que no le veo la lógica porque quiero ver al piloto y la F1 va en camino a que el piloto vuelva a ser importante. Nico Rosberg, campeón del mundo de la F1, festejó y se fue porque Keke Rosberg (su padre), cuando vio el reglamento del año siguiente (2017), lo bajó porque se mataba”.
Traverso se retiró en 2005, aunque hasta sus últimos días siguió involucrado a la actividad ya que fue el presidente de la Asociación Argentina de Volantes (AAV), la mutual de los corredores creada en 1931 y que les da cobertura médica a 25 mil pilotos de 330 categorías nacionales y zonales. En el Autódromo de Buenos Aires Oscar y Juan Gálvez inauguraron en 2017 un centro de alto rendimiento que costó 750 mil dólares y está disponible para los corredores y cualquier deportista.
Hasta el diagnóstico de su cáncer de esófago y posterior tratamiento en 2023, el Flaco siguió vinculado al ambiente y solió ir a los autódromos. Allí le pidieron selfies chicos que nunca lo vieron correr, pero que hoy gracias a los videos redes de las sociales o historias contadas por sus padres y abuelos, también lo idolatran. Esas leyendas, como su triunfo con un auto del TC 2000 prendido fuego en 1988, rompen el almanaque de los fanáticos. ¿Qué hubiese pasado si Traverso corría en F1? Imposible saberlo. Lo que es cierto es que tuvo un pie adentro de la Máxima y que por bancar a su padre en una parada difícil resignó su sueño. Su gesto habla de un campeón arriba y debajo de los autos.
FOTOS DE TRAVERSO Y LOS OTROS ARGENTINOS EN LA FÓRMULA 2 EUROPEA EN 1979: