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21 de mayo de 2024

El dolor de los padres del joven argentino que murió combatiendo en Gaza: “Tenía toda una vida por delante, se fue demasiado pronto”

Ilan Cohen vivía en Israel desde diciembre del 2022. Hacía el servicio militar cuando ocurrió el ataque de Hamas el pasado 7 de octubre. “No me lloren, yo voy a estar bien”, les había dicho a sus padres cuando decidió mudarse. Infobae pudo dialogar con la familia en Jerusalén tras el entierro

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Entierro de Ilan Cohen

Luego del primer viaje a Israel, Ilan regresó a Buenos Aires para terminar sus estudios secundarios y participar del casamiento de su hermano Meir. “’Vuelvo, pero sólo si tengo pasaje de ida y vuelta´, me dijo Ilan. Tal era su convicción de que su destino estaba en Medio Oriente, en Israel”, cuenta Adriana.

En el transcurso de la shiva, los Cohen reciben centenares de muestras de afectos y su vida en Argentina se les presenta a cada instante. Un hombre se le acerca a Adriana y en perfecto castellano le confiesa que habían sido compañeros en la escuela primaria pública del barrio de Villa Crespo. “Hola Adriana te vengo a traer el saludo de todos los compañeros, que tenemos un grupo de Whatsapp”, dice el hombre y al instante empieza a enumerar apellidos de hoy hombres y mujeres, ya adultos, que también quisieron estar cerca de la familia en “este momento tan doloroso”.

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El momento del entierro de Ilan en el cementerio de Jerusalén

Ilan y el deseo de vivir en Israel

David, por su parte, deja que Adriana siga contando la historia de Ilan. “Yo viajaba mucho por mi trabajo y era ella la que más estaba con los chicos”, dice, quizás, sintiendo algo de culpa por el tiempo que no pudo compartir con su hijo. “Era un pibe muy bueno y un religioso convencido -relata la madre, mientras sus ojos se vuelven a llenar de lágrimas y hace una breve pausa para respirar-. A veces, todavía no caigo de que murió y no lo voy a ver más. Cómo si fuera la historia de otra persona e Ilan va a llamarme o mandarme un mensaje”.

David asiente sentado al lado de Adriana y le toma su mano. “En estos días, tras el entierro, muchas veces pienso que no es justo lo que pasó. Ilan tenía toda una vida por delante. Se fue demasiado pronto. Encima la forma en qué murió es también injusta, aunque sé que esas cosas en la guerra suceden”, relata el padre. El hombre se refiere a una investigación en curso sobre las circunstancias de la muerte de Ilan. Los primeros relatos cuentan que él y cuatro de sus compañeros del Batallón 202 de las Fuerzas de Defensa de Israel, donde prestaba servicios como paracaidista, fueron abatidos por “fuego amigo” desde un tanque que incursionó en Gaza.

En 2017 el joven Ilán Cohen había celebrado su bar mitzvá en el Templo Ajdut Israel del barrio porteño de Belgrano

Adriana recuerda el momento en que su hijo decidió entrar al servicio militar israelí, apenas unos meses antes del ataque terrorista de Hamas el 7 de octubre pasado. “Me dijo ´Israel me dio un lugar para vivir en el que soy feliz, cómo no voy a dar un año de mi vida por esta tierra´. Así con ese nivel de convicción y firmeza hablaba mi hijo de su breve pero intensa vida en esta tierra que había elegido como la suya para vivir”.

En el momento que Ilan finalizaba su instrucción de 8 meses ocurrió el ataque de Hamas al sur de Israel. Por eso, la ceremonia en el que le colocan la boina roja se realizó ya en pleno terreno de guerra, luego del ingreso del ejército a la Franja de Gaza.

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El homenaje de los compañeros de Ilan en el cementerio de Jerusalén

Turismo cero

Los efectos de la guerra se empiezan a sentir en la sociedad israelí. La mayoría de las personas que se pueden ver en Jerusalén o Tel Aviv tienen algún amigo, conocido o familiar que participa de la operación militar. A esto se agrega la incertidumbre que generan los 134 rehenes qué aún están en poder de Hamas en algún lugar de la Franja de Gaza.

Yoel Schwartz es argentino y profesor de historia que hace más de 30 años que vive en Israel. “El 7 de octubre todavía está presente en nuestra sociedad. No es parte del pasado. Lo revivimos cada día con nuestros jóvenes que están en Gaza en combate o en el norte. También con los rehenes y hasta con los desplazados. Por ejemplo, las personas que aún no han podido volver a vivir a sus kibutz en el sur o los miles que fueron evacuados en la zona en la que Hezbollah es una amenaza. Allí, muchos productores rurales dejaron sus trabajos diarios, como por ejemplo la producción avícola que era muy importante en esa zona”, afirma Schwartz en diálogo con Infobae. En ese sentido, hoy la sociedad se focaliza en la guerra. Según datos oficiales el 80% de la población hace al menos algún voluntariado para prestar algún tipo de ayuda a los soldados.

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El Muro de los Lamentos sin turistas tras los ataques terroristas de Hamas del pasado 7 de octubre

Otra de las industrias que sufrió una paralización casi total es el turismo. Este cronista pudo recorrer la ciudad vieja de Jerusalén casi en solitario. Allí, en esas calles milenarias que es símbolo histórico de las tres religiones monoteístas más grandes del mundo (musulmanes, cristianos y judíos) casi no se ven visitantes y muchos de los negocios están cerrados porque ya no tienen a quien vender sus recuerdos.

Mauricio Leiner es un guía turístico argentino que vive en Israel hace 21 años. “Cobramos un seguro de desempleo porque desde el 7 de octubre se paralizó el trabajo en forma total. Hoy podés visitar el santo sepulcro sin hacer filas. Lo que antes te podía llevar unas cuatro horas, hoy lo hacés en una hora con la visita a la tumba y el lugar donde crucificaron a Jesús hace más de dos mil años”, describe Leiner. Al Muro de los Lamentos también se llega de forma fácil sin las multitudes que solían verse antes del ataque terrorista.

Del otro lado de la frontera en Cisjordania, ocurre algo similar. Infobae pudo cruzar a la ciudad de Belén, cercana a Jerusalén. Allí la falta de turistas es también total. En la Basílica de la Natividad está el sitio que la tradición recuerda como el lugar del nacimiento de Jesús. A sus alrededores se ve toda la estructura de un sitio turístico clásico, como los espacios para estacionamientos de los micros de los tours y la calle con los negocios para comprar recuerdos. Todo eso está cerrado. Mihael es un joven palestino de 23 años que aún resiste con su local. “La guerra nos arruinó, por eso estamos en contra”, explica el vendedor en un inglés fluido, mientras comparte un café con Infobae.

Así, el impacto de la guerra empieza a tener caras que sufren las consecuencias en jóvenes a las que su vidas cambió para siempre el ataque terrorista de Hamas del pasado 7 de octubre. David y Adriana se toman de la mano y se emocionan al hablar de su hijo muerto en Gaza. Aún en el dolor reiteran esa frase que el joven les dijo cuando les comunicó la decisión de vivir en Israel, que allí se sentía muy feliz y pleno. “No me lloren, yo voy a estar bien”.

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