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23 de abril de 2025

El día que Bergoglio bendijo a pilotos y autos en una carrera de TC 2000: “Le sorprendió que vayamos a la misa”

Fue en 2012 en medio de una multitud que asistió al circuito armado en el centro porteño (Obelisco y Plaza de Mayo). Mariano Werner fue uno de los que participó del encuentro religioso y luego ganó la competencia

>Un año antes de asumir su papado, Jorge Bergoglio aún era el arzobispo de Buenos Aires y formó parte de una carrera muy especial del TC 2000. Fue la que se disputó el domingo 1 de abril de 2012 en el centro porteño. El entonces también cardenal de la Iglesia Católica, se involucró y bendijo al evento deportivo y a todos sus participantes. El hecho fue una anécdota, pero una vez que se convirtió en el sumo pontífice, su participación quedó en la historia de la categoría en el marco de una competencia muy especial.

Una vez que se confirmó la carrera comenzó el armado del trazado con los muros y tribunas tubulares. Hasta el viernes por la noche los colectivos pudieron pasar por las calles colectoras, Carlos Pellegrini, Cerrito, Lima y Bernardo de Irigoyen. Ya el sábado se cortaron esos sectores y las arterias que comprendió el escenario. Pero fue una fiesta debido al buen clima habitual en esa época del año y de la gente, con una multitud que tuvo acceso libre y gratuito a los sectores generales.

El rugido de los motores se sintió por lugares icónicos del casco histórico como la zona del Obelisco, que tuvo la recta principal y el sector de los boxes; el Teatro Colón, con la primera curva; o la Catedral, la Plaza de Mayo y el Cabildo, con uno de los retomes. El evento recorrió el mundo ya que no es común que una categoría nacional corra en pleno centro de una capital.

Para evitar que la competencia no se desarrollara al mismo tiempo que la misa, Bergoglio envió a un emisario y una vez que los horarios de la competencia no se interpusieron con la reunión religiosa, hasta aceptó sumarse al cronograma del evento. “Bergoglio mandó a un cura al hotel que usamos como epicentro de la carrera, que está ubicado en la calle Carlos Pellegrini. El mensaje fue que no los compliquemos porque era el Domingo de Ramos”, recuerda Roberto Mayorana en diálogo con Infobae, quien en ese momento era el responsable de prensa de la categoría.

Los pilotos fueron a la Catedral y, de modo simbólico, se trasladaron tres showcars, que son los coches que usan para eventos comerciales. Allí apareció Bergoglio y bendijo a un Renault Fluence, un Chevrolet Cruze y un Toyota Corolla. “Bergoglio salió y le gustó el marco de gente y todo el evento. Le llamó la atención que el público no pagara la entrada y que todos puedan asistir. Llevamos a los autos, nos paramos en la puerta de la Catedral”, agrega.

“Me acuerdo que fue Werner (Mariano) y otros más. Una vez que terminó la misa, Bergoglio salió de la Catedral y bendijo los autos”, apunta Mayorana sobre los pilotos que asistieron a la misa. “Se mostró gratamente sorprendido porque le preguntamos si podíamos participar de la misa y le gustó que hayamos ido. Nos invitó a ir en otra oportunidad y, si bien le explicamos que era muy difícil por los viajes de las carreras, nos dijo que igual nos esperaba y que las puertas siempre iban a estar abiertas”, revela sobre la reacción del futuro Papa.

Esa carrera fue ganada por el propio Werner a bordo de un Toyota. El podio fue completado por los pilotos de Ford, el brasileño Carlos “Cacá” Bueno y Jorge Trebbiani. Ese año José María “Pechito” López, alcanzó su tercer título en la especialidad, también con un Ford Focus y con el mérito de hacerlo con un equipo privado, el PSG-16 Team.

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