31 de julio de 2025
Accidentes de tránsito: la asistencia tecnológica al conductor no resuelve las fallas de infraestructura ni el error humano

La Argentina en particular y Latinoamérica en general no tienen una red vial adecuada para que la tecnología de los autos modernos resguarde la vida de sus ocupantes. También falla la capacitación, señaló un experto
Hay quienes sostienen que ese número es muy superior, ya que sólo se toman para la estadística aquellos fallecimientos ocurridos en el lugar del siniestro con un seguimiento de hasta 30 días para los heridos de cada accidente y no hasta el alta definitiva o una internación más extensa, sin embargo, la realidad marca que el 43% de los fallecimientos ocurren en personas de 17 a 37 años, y en esa franja etárea es la principal causa de muerte en Argentina.
Las campañas de prevención y los controles en la vía pública tienen la misión de mitigar el fenómeno, mientras se combinan con el avance de la tecnología incorporada en los automóviles y motocicletas para asistir a los conductores y reducir los riesgos y atenuar las consecuencias de los incidentes que igualmente ocurren.La seguridad vial experimenta un proceso de transformación impulsado por innovaciones como los vehículos inteligentes, los sistemas avanzados de asistencia al conductor (ADAS) y el análisis de grandes volúmenes de datos.Los vehículos inteligentes ofrecen prestaciones como frenado automático, mantenimiento de carril, detección de peatones y asistencia ante emergencias. Datos del Insurance Institute for Highway Safety (IIHS) muestran que los sistemas ADAS pueden reducir hasta un 27% los incidentes con daños materiales y hasta un 50% los vinculados a cambios de carril.
Sin embargo, la infraestructura latinoamericana aún presenta importantes carencias para el funcionamiento óptimo de estas tecnologías, ya que aproximadamente el 45% de las rutas pavimentadas carece de señalización horizontal visible.“En la región tenemos vehículos inteligentes circulando en entornos analógicos. El riesgo es que la tecnología pierda efectividad sin una base adecuada”, señaló el Licenciado Pablo Azorín, especialista en seguridad vial y movilidad sostenible.
A esta problemática se suma la insuficiente capacitación técnica. Muchos talleres y servicios carecen de herramientas y personal entrenado para reparar o calibrar los sensores, cámaras y software de los autos modernos. Esto plantea riesgos sobre la idoneidad de las reparaciones y el funcionamiento seguro de estos vehículos.El uso de big data permite analizar información masiva en tiempo real, anticipar riesgos, identificar zonas de siniestralidad y tomar decisiones informadas. Estos sistemas facilitan la predicción de comportamientos peligrosos, optimizan la planificación urbana y dan soporte a políticas públicas basadas en evidencia.“La seguridad vial no depende exclusivamente de cuán sofisticado sea un auto o cuántos datos se procesen. Depende de cómo se articulen estos avances con infraestructura real, formación humana y planificación estratégica. Latinoamérica tiene el desafío de equilibrar innovación con contexto, si quiere que la tecnología deje de ser promesa y se convierta en política pública efectiva”, dijo Azorin.
Pese al avance tecnológico, el factor humano se mantiene como origen del 90% de los siniestros viales. Errores atribuidos a la fatiga, la distracción, el exceso de velocidad y la conducción bajo efectos de alcohol o drogas siguen resultando frecuentes.Esto demuestra que los programas de formación, la evaluación del comportamiento asistido por inteligencia artificial y el uso de simuladores apenas se encuentran en una etapa inicial. Desde la perspectiva de Azorín, la apuesta por la modernización automotriz no está acompañada por una gestión activa y seria del conductor.